En las calles de la localidad Rafael Uribe Uribe hay una presencia que no siempre se ve, pero que se siente. Es la de Georgina Aponte, una mujer que desde hace más de 25 años ha convertido el amor por los animales en una causa de vida. Su historia no se mide en reconocimientos, sino en huellas: las de cientos de animales que han encontrado cuidado, alivio y una segunda oportunidad gracias a su trabajo incansable.
Georgina no distingue entre sol o lluvia, entre escasez o abundancia. Su compromiso con los animales, especialmente con aquellos que viven en condición de calle, ha sido constante y profundo. Jornadas de esterilización, vacunación y desparasitación hacen parte de una labor que ha logrado impactar de manera directa el bienestar animal en la localidad. A esto se suman los talleres de sensibilización sobre tenencia responsable, espacios en los que la comunidad aprende que el cuidado de los animales también es un acto de responsabilidad colectiva.
Su liderazgo trascendió la acción voluntaria y se convirtió en participación ciudadana. Georgina fue la gestora de la creación del Consejo Local de Protección Animal en la localidad 18, una iniciativa pionera en Bogotá que abrió el camino para que la defensa de los animales tuviera voz y espacio en las decisiones comunitarias. Gracias a este proceso, hoy el bienestar animal hace parte de la agenda local y de los ejercicios de participación.
“Su labor como animalista es admirable, su trabajo es maravilloso en favor de estos seres que requieren de nuestra ayuda solidaria. Sin importar las condiciones del tiempo o las dificultades económicas, ella siempre está ahí para ellos. Georgina es un ejemplo a seguir, es un ángel para los animales”, afirma Luisa María Arenas, médica zootecnista, quien ha sido testigo de su entrega.
En los barrios de la localidad, su nombre evoca recuerdos de lucha y perseverancia. Guillermo Cruz, habitante del barrio Marruecos, rememora los inicios de este camino: “Recuerdo que hace muchos años nos íbamos a hacer fila toda una noche con el fin de que nos dejaran unos cupos para esterilizar los animales. Fue una época difícil, pero Georgina siempre estaba ahí. Hoy, gracias a su labor incansable, las cosas han mejorado”.
Ese esfuerzo sostenido ha dado frutos. El trabajo de Georgina es ampliamente reconocido y sus propuestas en favor de los animales han sido respaldadas en los presupuestos participativos. Con estos recursos se ha logrado mejorar la calidad de vida de los animales en las cinco UPZ de la localidad Rafael Uribe Uribe, demostrando que la organización comunitaria y la vocación social pueden transformar realidades.
La historia de Georgina Aponte es la de una mujer que eligió cuidar a quienes no tienen voz. Una crónica de compromiso, de solidaridad y de amor profundo por los animales, escrita día a día en las calles de su territorio.








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