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miércoles, 23 de diciembre de 2015

Crónica ganadora en los premios de Fortalecimiento y Reconocimiento a los Medios Comunitarios 2015


“El dolor se supera con hechos de paz, perdón y reconciliación”: Fidelina

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Fidelina a participado en diversas actividades de ayuda solidaria con las comunidades
Así piensa una mujer a quien llamaremos Fidelina*, una de las muchas mujeres que han sido víctimas de la violencia y del desplazamiento urbano, fenómeno que se volvió común en las ciudades principales de nuestro país.

Y es que para esta bogotana de 48 años y madre de dos hijos, la violencia que tuvo que afrontar al interior de su familia y que le arrebató a su esposo, le sirvió como incentivo para salir adelante y derrotar –gracias a su creatividad y su entrega al trabajo social con las comunidades con las que ha convivido en diferentes sitios de Bogotá y zonas aledañas– ese sino trágico que llevan miles de familias.


Fidelina, su nombre artístico como ella dice, llegó a la localidad de Ciudad Bolívar cuando transcurría el año de 1984, en compañía de su madre y su hermano, se radicaron en el barrio Los Alpes que colinda con la vereda Quiba, perteneciente a la zona rural de Localidad 19 de Bogotá.

“En aquella época tenía 17 años y mi concepción del mundo era muy diferente a lo que me encontré en este barrio, empezando por la precariedad de los servicios, como no teníamos agua, debíamos cargarla desde las fincas aledañas donde nos la regalaban, además nos tocaba lavar la ropa en una quebrada”, recuerda Fidelina, mientras repasa sus recuerdos de juventud.

El arte ha sido una estrategia utilizada como método de perdon y reconciliación
Muchas de las viviendas de aquella zona eran construidas de forma poco segura ya que generalmente los terrenos eran producto de la invasión o de algún avivato que engañaba a los más ingenuos y les vendía la propiedad sin escrituras, sin servicios y sin ningún documento oficial que les permitiera reclamarlo como suyo.

“La mayoría de viviendas del lugar eran ranchos de paroi (un tipo de tela asfáltica), había que caminar grandes distancias para hacer las diligencias y para ir a estudiar, el medio de transporte era en camiones, chivas o carros particulares destartalados, en general las condiciones eran muy precarias para todos”, acotó Fidelina.

En este contexto conoció lo valioso que puede ser el trabajo social para lograr el bienestar común en lo referente a la consecución de servicios públicos, la construcción de una escuela, el trabajo con los Hogares Comunitarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), y en general que cuando hay unidad y deseos de superación, todo puede ser posible. 


Miembros de la comunidad participan en las jornadas pedagógicas
Su liderazgo permitió la construcción de dos aulas de enseñanza que favorecieron a las niñas y niños de la zona, ya que al estar cerca de sus hogares, se exponían menos a los peligros al reducir los desplazamientos. Ella recuerda que el ejército les brindó ayuda con mano de obra y también en la enseñanza de los jóvenes del sector.

“Fueron diez años incansables de lucha por mejorar las prácticas pedagógicas y de gestionar para que la Secretaría de Educación mandara algunos docentes, el plantel educativo pronto se convirtió en punto estratégico para reuniones que propendían por la seguridad de la zona, que por aquella época no era la mejor”.

A pesar del fallecimiento de su señora madre, Fidelina continuó con su labor social la cual complementaba con un pequeño negocio de víveres del cual subsistían cinco miembros de su familia, por aquel entonces esta emprendedora ya convivía con su pareja sentimental con la cual tuvo su primer hijo.

“Se produjo un malentendido en el sector por la partida del ejercito de la zona, hecho por el cual se nos acusó, a mí a dos profesoras, de promover su salida y de ocasionar la inseguridad que se desató en el sector a causa de la presencia de delincuentes”.

Esta situación ocasionó el primer desplazamiento de Fidelina, quien tras un año de ausencia de la zona, decidió regresar y continuar con su pequeño supermercado, sin embargo las condiciones de seguridad habían empeorado y esto la llevó a que tuviera afrontar una tragedia familiar.
Los niños siempre han sido el objeto de atención para Fidelina
“Empezaron una serie de asesinatos a jóvenes del sector, personas extrañas empezaron a organizar grupos, era difícil hacer caso omiso a esta situación, cuando de repente un día llegaron tres individuos y sin mediar palabra empezaron a disparar a mi compañero, yo tenía el niño en los brazos, aún así me apuntaban y me dijeron ¿ahora si se puede ir?, yo solo gritaba desesperada mientras mi marido yacía tendido en el suelo y mal herido”.

El compañero sentimental de Fidelina no superó aquel atentado y los tres días falleció a consecuencia de las heridas recibidas, poco después de ese suceso fatídico, ella se enteró que su marido conocía de la conformación de aquellos grupos ilegales y de la presión que estaba recibiendo para que guardara algunas armas, esto situación la obligó a tomar la decisión de desplazarse buscando proteger su vida y la de su hijo.

“No fue fácil entender que era lo malo que había hecho, recibí toda suerte de juicios por parte de familiares y amigos, quienes me acusaron, que debido a mis actividades comunitarias, esto había ocasionado la muerte de mi compañero a quien querían mucho”.

Fidelina huyó con su hijo y se refugió en un municipio de Cundinamarca, fueron dos largos años en que la incertidumbre no la dejaba tranquila, a pesar de la protección que recibía del Estado, su situación era muy confusa pues se sentía estigmatizada, fue ahí cuando decidió tomar otro rumbo.

Mujeres que avalan el trabajo de Fidelina con la comunidad
“Decidí no aceptar más la protección por considerarla como una marca para mi familia y tome la decisión de vincularme nuevamente a localidad de Ciudad Bolívar, esta vez en la parte plana, empecé con proyectos culturales y productivos y eso me permitió entender la situación por la que atravesaba, empecé a estudiar y enfoqué mi liderazgo en defender la educación para las mujeres, porque entendí que a partir de allí, podríamos entender el porqué de la guerra y nos permitiría tomar acciones para derrotarla”.

Esta mujer había encontrado una razón para demostrar que la violencia se destruye con actos de paz y que el dolor que dejan estas acciones, se puede mitigar si ayudamos a que otros encuentren el camino del perdón y la reconciliación con actos solidarios y de ayuda social, especialmente su enfoque fue en mujeres víctimas de la violencia.

Su denuedo por el servicio comunitario la llevó a integrar el Consejo Local de Cultura de Ciudad Bolívar, ejecutó el Festival de Mujer y Territorio, durante dos años y bajo la administración del Alcalde Mayor de Bogotá, Luis Eduardo Garzón, tuvo la posibilidad de implementar un Plan de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres en Bogotá.
 
A través del Festival de Mujer y Territorio, promovió el rescate de todas aquellas mujeres que fueron víctimas de violencia, tanto de la guerra como de aquellas que han tratado de liderar causas nobles en diferentes zonas del país, y de lograr que la sociedad se sensibilice sobre el papel de la mujer en estos escenarios como constructoras de paz y de rehabilitación social.

“Con este plan de igualdad trabajé durante tres años y empecé a organizar procesos de sensibilización con mujeres de diferentes partes de la localidad, conformamos la Asociación Integral de Mujeres Constructoras de Esperanza (Asimuc), con el cual hemos desarrollado un proceso muy interesante, con altibajos pero siempre con las ganas de trabajar en pro de la paz y la reconciliación”.

“Asimuc nos ha permitido desarrollar proyectos como ‘Trabajo y el Ambiente Sano’, ‘Fundamentos para la Convivencia’, ‘La Preparación de Alimentos con Amor’, una noble actividad que genera empleo a nuestras mujeres en condiciones de dignidad, y actualmente estamos intentando fortalecer un proyecto de escuela artística donde se mezcla también el deporte, al cual le pusimos el nombre de ‘Escuela Artística y Deportiva, para el Buen Vivir de las Mujeres’.

Talleres para rescatar la autoestima y volver a vivir
El deseo de involucrar el arte como parte de la rehabilitación de las mujeres víctimas, lo empezó a desarrollar en el municipio de Duitama (Boyacá), lugar donde lideró un proceso con las mujeres a través de la pintura y la danza, actividad que fue bien recibida por las participantes de este proyecto.

Tras su regresó a la capital del país, empezó a trabajar con las mujeres de la localidad sexta de Tunjuelito y la localidad 18 Rafael Uribe Uribe, donde actualmente lidera algunos proyectos con mujeres de esta zona de Bogotá.


“La mujer es el eje central, es como un punto de referencia para una sociedad que necesita perdonarse a sí misma, perdonar a sus congéneres y poder vivir sin el fantasma de los recuerdos que producen dolor y resentimiento”, dice.

En los Encuentros Territoriales de Paz, actividad organizada por Rafael Uribe Uribe, nos contó como ha continuado con sus proyectos que propenden por la paz y la reconciliación en un escenario donde todos debemos ser parte de la solución.



Fidelina piensa que el proceso de diálogos de paz en la Habana (Cuba), es una de las tantas herramientas que hay para lograr minimizar la guerra que existe en nuestro país, pero que la idea es que seamos actores de nuevas propuestas y que las podamos generar a partir de nuestras comunidades donde habitamos.

“El dolor se supera con hechos de paz, de perdón, de reconciliación y de comprender que esto que nos ha ocurrido a nosotras lo están viviendo muchas personas en diferentes zonas del país, y que para contrarrestarlo hay que empezar por vencer el miedo, es primer paso, el segundo es buscar actividades que nos permitan ayudar a nuestros semejantes, ya sea con el arte, en todas sus manifestaciones, con pedagogía, con asesoría, o con una palabra de aliento”.

Para esta mensajera de hechos de paz, la sociedad tiene que comprometerse aún más con las cusas sociales que propenden por el bienestar de todos, “es necesario pensar en un cambio, al menos de pensamiento, luego vendrán las acciones”.

*Nombre cambiado por petición de la protagonista.

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